La Virgencita de Guadalupe le dijo a Juan Diego “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?” Y esas palabras deberían alegrarnos a todos.
Porque Nuestra Señora de Guadalupe es nuestra madre, ella intercede por sus hijos ante Dios.
Ella, la mujer humilde que Dios quiso como su madre, es también nuestra, es nuestro amparo ante las situaciones dificiles, donde no podemos solos.
María es el camino seguro hacia Jesús, hacia el cielo y la santidad.
Esta taza nos recuerda esa misma frase que tenemos grabada en el corazón, nuestra Madre nos cuida, no debemos de temer.
Ella pudo con las tentaciones, con las dificultades e incluso con la muerte de su hijo.
Ella puede ayudarnos, y de su mano estamos seguros, como un niño pequeño con su madre.
Virgen de Guadalupe, ayúdanos a ser humildes y a sobrellevar las pruebas con tu fortaleza.
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